Bellas durmientes

Lo que hoy parece de mal gusto y morboso fue una práctica habitual desde el nacimiento de la fotografía hasta la década del 40. La mortalidad infantil en el siglo XIX era altísima, por lo que los retratos de niños muertos eran comunes: los padres desesperadamente buscaban preservar el rostro de sus hijos que habían tenido una existencia tan breve. De América Latina, conservo con profundo cariño tres originales de estas fotografías y una reproducción.

La fotografía de la niña y las monjas es extraordinaria. Vale notar la simetría en la ubicación de los personajes: del lado derecho, dos monjas y el padre arrodillados y la madre, de pie, sostiene a la niña; del lado izquierdo, una monja, de pie, y otras tres arrodilladas. Un crucifijo, una vela prendida y una monja sosteniendo una Biblia al lado de la niña muerta completan una imagen magnífica. Al reverso se lee: Recuerdo del Rosal de las Ruinas, 1926. Maruja – Magdalena Naragotte, (…) , Rosa, Vicenta de la Hera, Celia Gómez, Ángela Naragotte, Celia Gómez.

La carte de visite era el formato más pequeño y popular en el que se comenzaron a comercializar las fotos. Se vendían de a seis, doce o más para que el interesado pudiera enviar el retrato a sus parientes y amigos, que luego las guardaban en álbumes. Las formas de preparar el cadáver para tomar la fotografía póstuma eran variadas. En esta carte de visite uruguaya, se tapó al niño con una sábana para dar la impresión de que la muerte lo había sorprendido durmiendo. El niño tiene en sus manitos un rosario.

A medida que la representación de la muerte comenzó a ser menos popular, aparecieron los arreglos florales con el retrato del fallecido. Encontré en la sierra cordobesa esta fotografía estereoscópica del retrato de Bernardo Ader rodeado de sus familiares. Por último, una reproducción de una madre colombiana con sus dos hijos, uno de ellos, acostado en el ataúd. Se acostumbrba retratar con los ojos abiertos a los niños que no habían sido retratados en vida.

En Sleeping Beauty, quizás, el libro más especial que tengo en mi biblioteca, Stanley Burns recupera una gran variedad de fotografías provenientes de Estados Unidos y Europa. Al final, le dedica un apartado especial a las prácticas contemporáneas de fotografiar a los muertos. NILMDTS (Now i lay me down to sleep) es una fundación que ofrece los servicios de fotografía de manera gratuita en veinticinco países del mundo: «Es a través de la memoria que la familia puede comenzar a sanar».

Quizás nuestras sociedades sean incapaces de entender la ternura de estas imágenes y prefieran la represión y la censura. Philippe Ariès en Morir en Occidente explica la gran negación de la muerte en el siglo XX: «La muerte fue desintegrada, fragmentada en una serie de pequeñas etapas de las que finalmente no se sabe cuál es la muerte verdadera: aquella en la que se ha perdido la conciencia, o bien aquella en la que se ha perdido el aliento… Todas estas pequeñas muertes silenciosas reemplazaron y borraron la gran acción dramática de la muerte, y nadie tiene ya la fuerza o la paciencia de esperar durante semanas un momento que perdió gran parte de su sentido (…) Una pena demasiado visible no inspira piedad sino repugnancia; es señal de desarreglo mental o mala educación; es mórbido. Incluso en el interior del círculo familiar, se vacila en abandonarse al dolor por miedo a impresionar a los niños. No se tiene derecho a llorar salvo que nadie vea ni escuche: el duelo solitario y vergonzoso es el único recurso, como una especia de masturbación.»

Comentarios

  1. Agustina dice:

    ¡Increíbles las fotos! Qué tristeza…

  2. marcela dice:

    En casa de mi abuela yo ví fotos de entierros de algunos familiares y eran fotos sacadas por un fotografo. Estoy refieriendome a los años 30 mas o menos.
    También recuerdo que en la Chacarita, cerca de la bóveda de mi familia había una que tenía un cuadro con unos bucles dorados tomados con un moño, como si vieramos una cabeza de atras. Eran de una niña fallecida.
    A mí en ese entonces no me parecía tan horroroso como cuando a veces lo relato.

  3. Abrir el tiempo dice:

    Marcela, qué interesante la anécdota que contás. Todavía tenés las fotos de los difuntos de la casa de tu abuela? Si te interesa, podés elegir una y subirla a Abrir el tiempo y contarnos alguna historia. Gracias por tus palabras!

  4. marcela dice:

    lamentablemente quedaron en casa de mi abuela y no supe mas de ellas.

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  1. Funeral de “Malong” | Abrir el tiempo

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  1. Agustina dice:

    ¡Increíbles las fotos! Qué tristeza…

  2. marcela dice:

    En casa de mi abuela yo ví fotos de entierros de algunos familiares y eran fotos sacadas por un fotografo. Estoy refieriendome a los años 30 mas o menos.
    También recuerdo que en la Chacarita, cerca de la bóveda de mi familia había una que tenía un cuadro con unos bucles dorados tomados con un moño, como si vieramos una cabeza de atras. Eran de una niña fallecida.
    A mí en ese entonces no me parecía tan horroroso como cuando a veces lo relato.

  3. Abrir el tiempo dice:

    Marcela, qué interesante la anécdota que contás. Todavía tenés las fotos de los difuntos de la casa de tu abuela? Si te interesa, podés elegir una y subirla a Abrir el tiempo y contarnos alguna historia. Gracias por tus palabras!

  4. marcela dice:

    lamentablemente quedaron en casa de mi abuela y no supe mas de ellas.

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