Esta foto la sacó mi mamá en Punta del Este. Año 1990. Mi papá, un pibe, y yo, un renacuajo. Me alza, se rie, me sostiene.
23 años después, en nuestra casa en Buenos Aires, me abrazas y lloras, te acabas de enterar de que yo, tu única hija mujer, me voy de casa. No debe ser fácil para vos, ya no me podes alzar, ni agarrarme como a un bebe, ni yo hacer la cara de conejito como en la foto. Pero, después de todo, me seguís sosteniendo.
Te quiero papá.
(Marina Vila
Uruguay, 1990s)
Así son los afectos verdaderos,van cambiando de vestido, pero son eternos, y eso es bueno.