Andean Paradise

«La mujer de Otavalo» del álbum «Andean Paradise» de André Roosevelt, 1939.

Andean Paradise es un álbum de fotografías de Ecuador que tengo en mi biblioteca. Tiene alrededor de 50 fotografías originales, cuidadosamente pegadas, de 1939. Encontrarlo fue como encontrar un tesoro. Fue en un remate para amantes de Star Wars, The Beatles y actrices de Hollywood. El álbum estaba expuesto en una vitrina por lo que sólo se veía la portada de cuero; del interior no se sabía nada. En Internet tampoco había ninguna referencia.

Fui buscando llevarme un daguerrotipo de dos hombres jugando a las damas pero nunca lo conseguí. Y cuando llegó el turno de este álbum, nadie ofreció nada, salvo yo. No sé por qué levanté la mano. Hace algunos años había recorrido Ecuador en una casa rodante. Fueron apenas dos semanas, pero ese tiempo alcanzó para que Ecuador me pareciera fascinante. Creo que fue por eso.

Hoy comienza un proyecto de investigación acerca de este fotógrafo y cineasta estadounidense – André Roosevelt – que vivió en Ecuador durante años. Cada una de las páginas de este álbum cuenta historias infinitas. Les presento una de las fotos, esperando alguna vez poder mostrarlas todas. Al lado de la fotografía, André Roosevelt escribió:

«La mujer de Otavalo tiene veintidós años; su hija mayor, de pie junto a ella, tiene cinco; su hijo, que carga cómodamente atado a la espalda, tiene un año recién cumplido; el tercer hijo, de dos años, está en casa, al cuidado de su abuela de cuarenta años. Además de estos tres hijos, tuvo un cuarto que se despidió de este mundo tras una breve batalla con la vida. Esto le otorga a nuestra joven madre una altísima efectividad del 75%, muy rara para una zona en donde la mortalidad infantil se ubica cerca del 80%.

Se carga a su hijo en la espalda desde muy temprano, y éste permanece allí hasta la hora del almuerzo, momento en que puede estirar un poco las piernas antes de volver a su sitial hasta la noche. Mi mujer sigue tratando de desentrañar el misterio de cómo es posible que esto ocurra sin provocar un daño severo en los nervios olfativos. Cuando lo descubra, piensa patentar el método y hacerse millonaria«.