Rodolfo y Anita, amor en tercera dimensión

Mi tatarabuela Ana Ader de Grunbaum nació en Argentina alrededor de 1880. Una tarde en Adrogué un hombre se accidentó con su caballo frente a su casa. Lo hicieron pasar. Él la había visto pasear en mateo unos días atrás y se había enamorado de ella. El destino los juntó otra vez.

Anita se casó con ese austríaco que trabajaba en una curtiembre y tuvieron dos hijas, una de ellas mi bisabuela. Los amigos de Rodolfo lo burlaban porque no quería tener amantes, ni siquiera una aventura. Juntos compraron dos cámaras estereoscópicas y nos dejaron instantes de su vida privada.

Él se infartó en un viaje en barco y murió en algún lugar del Atlántico. Ella murió seis meses después, dicen, por amor.

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