Fotografía de Maria Mazzinghi - argentina - 1960s

“Tante” Monique

Nació en 1922 en Tours, Francia, ciudad de la que siempre recordaba sus jardines floridos. A los cinco años sus padres tuvieron que elegir entre Australia y la Argentina. Vinieron acá, no sé muy bien el motivo. Su primer marido la abandonó, se fugó con su amante. Años más tarde, como en Buenos Aires no existía la ley de divorcio, Monique fue a México a casarse con “Cesitar”, el gran amor de su vida.
Amaba el mundo, las ciudades, las diferentes culturas. El no tener hijos le permitió viajar y conocer gran parte del globo. Siempre me impresionó su especial devoción por París, a donde iba cada vez que podía para visitar a sus primos. La conocía como la palma de su mano. Cuando la escuchabas hablar de París creías recorrer sus calles, sus puentes, sus plazas, sus boutiques.
Alta y excéntrica, paseaba por Palermo con sombreros muy extraños y alguna otra prenda estrambótica aunque elegante que había comprado en sus viajes. Si bien no era creyente, junto a su cama tenía una escultura de un metro de Sainte Genevieve. Una vez le pregunté quién era esa mujer de piedra y me contó la historia: Siglo III, París se encuentra sitiada por las tropas del temible Atila. Los parisinos, comprimidos en la Ile de la Cité, perdieron toda esperanza. Avanzan los hunos con sus caballos para el remate final. Entonces, la muchacha de 28 años cruza el puente y camina sola hacia ellos. Los hunos la miran, frenan, dan media vuelta y se van. No me voy a olvidar de los ojos azules y saltones de Monique cuando me contó esta historia.
Cada vez que la iba a visitar a su departamento de Coronel Díaz tenía un cuento nuevo de un viaje lejano o un personaje raro que había conocido. Sabía crear atmósferas con su cautivante relato oral. No te aburrías nunca con ella. En una de las últimas visitas me dijo que había soñado con Obama. Iban los dos en moto por la ruta 66, ella atrás abrazándolo al torso, su pelo largo y rubio al viento. Yo estaba esplééééndida, me dijo. Supongo que había soñado con ella de joven.
Esa fue Monique, la hermana de mi abuelo materno. Cuando ella murió, a los 87 años, yo vivía en París. La última vez que hablamos la llamé para Navidad y nevaba en la ventana.
Hace una semana volví a su departamento. Entré a su cuarto. La escultura de Sainte Genevieve ya había sido enviada a una casa de remates. De su mesa de luz agarré una postal que le había escrito desde Tours y esta foto que acá subo en honor a ella, que tanto quise y extraño.

(María Mazzinghi
Argentina, 1960s)

 

Comentarios

  1. Magdalena dice:

    lindas pinceladas de tu historia y la de ella Mery, gracias por compartirla!

  2. Ines Thibaud de Guardincerri dice:

    Vivi varios años en Paris y ubico perfectamente la estatua de Sainte Genevieve en esa ciudad! Mi abuela que tambien se llamaba Genevieve me conto la misma historia. Gracias por esos lindos recuerdos. Yo tambien amo Paris y recorrí mucho sus calles, en auto, en bicicleta, a pie. Me encanto tu cuento.

  3. Maria dice:

    Qué lindo lo que contás Inés, y me alegro que te haya gustado!

  4. Maria M. dice:

    ¡Qué linda historia! Se ve que fue una gran mujer y muy cautivadora. Gracias por compartir tu historia

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Comentarios

  1. Magdalena dice:

    lindas pinceladas de tu historia y la de ella Mery, gracias por compartirla!

  2. Ines Thibaud de Guardincerri dice:

    Vivi varios años en Paris y ubico perfectamente la estatua de Sainte Genevieve en esa ciudad! Mi abuela que tambien se llamaba Genevieve me conto la misma historia. Gracias por esos lindos recuerdos. Yo tambien amo Paris y recorrí mucho sus calles, en auto, en bicicleta, a pie. Me encanto tu cuento.

  3. Maria dice:

    Qué lindo lo que contás Inés, y me alegro que te haya gustado!

  4. Maria M. dice:

    ¡Qué linda historia! Se ve que fue una gran mujer y muy cautivadora. Gracias por compartir tu historia

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